Somos racistas?
Es muy dificil ser una mujer arabe y feminista (estoy mintiendo, es muy facil porque te das cuenta muy rapido del impacto que tiene en tu vida haber nacido mujer). Pero es muy difícil en el mundo contemporáneo hablar de las opresiones que viven las mujeres árabes druzas o musulmanas, cuando hay toda una maquinaria política moviéndose a toda costa -y por encima de nosotras- a favor de las inclusiones, y todo eso de las minorías.
“Freedom of religion” es el bastión más importante de la democracia más larga de la historia de la humanidad. Pero las mujeres estamos pagando un costo, y como se trata de nosotras, a nadie le parece importar. Imaginense lo perverso que es el patriarcado, que en occidente las mujeres están defendiendo el velo islamico. Nadie habla de cómo los hombres musulmanes migran a occidente a disfrutar de las bonanzas que ofrecemos, pero las mujeres en casa viven tal cual vivieran en países fundamentalistas. No salen en las noticias los casos de VD que cometen, tampoco como las adolescentes llegan en fila a los refugios después de que les saquen de las escuelas, o las hayan vendido a un tio. Tampoco hablan de los casos de violencia sexual como por ejemplo las pandillas de violacion a niñas blancas en Reino Unido. Tampoco de los ataques de ácido. No, no estamos hablando de otra cosa que en Vancouver, Canadá.
Desde que empecé a replantearme mi propia vida, entendí que son ellos quienes deciden no “mezclarse”. Son los que permiten a sus hijos varones utilizar a las mujeres blancas (o latinas en nuestro caso) porque son todas putas en potencia, no tienen el mismo valor moral, ni están sometidas a los mismos estándares, pero el desenlace siempre es el mismo: deben casarse dentro de la religión. Una mujer que sea digna y tenga valor dentro de su sociedad.
En fin, a los hombres de religiones ultra conservadoras les encanta hablar y vivir en democracia, siempre y cuando no les toque dentro de casa.
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